José Rubén Zamora, uno de los reporteros más influyentes de Guatemala, sigue enfrentado a varias imputaciones legales que han amenazado su libertad y su trayectoria como creador de los periódicos Siglo Veintiuno
José Rubén Zamora, uno de los periodistas más destacados de Guatemala, continúa enfrentando una serie de acusaciones legales que han puesto en jaque su libertad y su legado como fundador de los diarios Siglo Veintiuno
. A los 68 años, Zamora se encuentra en arresto domiciliario después de haber pasado más de dos años encarcelado, periodo durante el cual, según él, fue víctima de torturas y maltratos. Su situación ha levantado protestas tanto en el ámbito nacional como internacional, y muchos lo ven como un esfuerzo por acallar al periodista que, durante años, reveló algunos de los casos de corrupción más serios en la nación.
Zamora, considerado una figura legendaria en el ámbito del periodismo de investigación, ha dedicado más de treinta años a revelar redes de corrupción relacionadas con las élites políticas y económicas de Guatemala. Entre sus investigaciones más destacadas se encuentra la adjudicación de una explotación minera a una compañía rusa a cambio de sobornos, un caso que involucró directamente al expresidente Alejandro Giammattei (2020-2024). No obstante, en 2022, durante la administración de Giammattei, el Ministerio Público, bajo la dirección de la fiscal general Consuelo Porras y el fiscal Rafael Curruchiche —ambos señalados en listas internacionales de actores corruptos—, imputó a Zamora por lavado de dinero. Esto marcó el inicio de su reclusión en la prisión militar Mariscal Zavala.
El periodista estuvo 813 días en condiciones deplorables. Fue confinado en una diminuta celda de aislamiento, sin contacto con otros reclusos y con una ventilación deficiente. Durante su tiempo en prisión, enfrentó condiciones inhumanas, como la presencia de insectos en su celda, que le ocasionaron serios daños físicos. «Me hicieron caminos subcutáneos en los brazos y piernas, y me dañaron la piel de las articulaciones», contó. A pesar de estas dificultades, Zamora halló consuelo en los libros, leyendo entre 600 y 800 volúmenes durante su encierro. Este hábito, junto con su profunda espiritualidad, le ayudó a mantener su fortaleza.
En octubre de 2023, Zamora fue sentenciado a seis años de cárcel, aunque el fallo fue revocado más tarde, dejando el caso en espera de un nuevo juicio en 2025. Además, enfrenta acusaciones adicionales por obstaculización a la justicia y utilización de documentos falsos. Las autoridades aseguran que las imputaciones no tienen relación con su trabajo periodístico, pero organizaciones como Amnistía Internacional creen que las acusaciones son sin fundamento y forman parte de un intento organizado para silenciar una de las voces más críticas del país.
En mayo de 2023, El Periódico,
En mayo de 2023, El Periódico,
El caso de Zamora coincide con un período político crucial en Guatemala. El país ha dado la bienvenida a un nuevo presidente, Bernardo Arévalo, un reformista de centroizquierda que ha jurado luchar contra la corrupción. No obstante, Arévalo se enfrenta a un sistema judicial dominado por individuos asociados a intereses corruptos. Zamora describió al mandatario como «un hombre íntegro, pero bastante débil», indicando que su habilidad para realizar modificaciones estructurales es limitada debido a las restricciones del Congreso y el Poder Judicial.
A pesar de su arresto domiciliario, Zamora continúa siendo una figura pública respetada. «La gente me detiene en las calles, quiere fotos conmigo, me muestra su apoyo», mencionó. No obstante, también admite que su situación es frágil y teme ser enviado de nuevo a prisión.
A pesar de su arresto domiciliario, Zamora sigue siendo una figura pública admirada. «La gente me para en las calles, quiere selfies conmigo, me da la bienvenida», comentó. Sin embargo, también reconoce que su situación es precaria y teme que lo regresen a prisión.
Para Zamora, el periodismo es sinónimo de libertad. En sus propias palabras, es «una conquista» que se ejerce en contextos de marginalidad y represión, como el de Guatemala. Aunque su futuro sigue siendo incierto, el periodista no descarta regresar a la profesión que le ha definido, si logra superar las batallas legales que aún enfrenta. Su historia es un recordatorio del costo que conlleva defender la verdad en países donde la corrupción busca silenciar a quienes la desafían.